
¿Qué son las estrellas fugaces?
El origen de las estrellas fugaces está en los cometas, y en el caso concreto de las Perseidas, el cometa se llama Swift-Tuttle. Cada año en verano, la Tierra se encuentra con los restos de este cometa, que tiene un período de 133 años y que pasó cerca del Sol por última vez en 1992.
Los cometas están formados por hielo y roca y en cada paso que realizan cerca del Sol se van fragmentando progresivamente, dejando a su paso toda una nube de pequeñas partículas. Cuando la Tierra, en su movimiento orbital alrededor del Sol, cruza por entre los restos dejados por el cometa, los pequeños granos de polvo son atraídos por la gravedad de nuestro planeta, penetrando en nuestra atmósfera a velocidades que pueden superar los 50 km/s. El rozamiento con las capas altas de la atmosfera hace que se calienten a más de 7000º C, quemándose completamente y dando lugar a fantásticos destellos y líneas luminosas en el cielo, creando las estrellas fugaces.
¿Cómo ver las estrellas fugaces?
La observación de las lluvias de estrellas no tiene secretos. Sólo aléjate lo más posible de las luces de ciudades y poblaciones cercanas y podrás disfrutar de las lluvias de estrellas en todo su esplendor.
Acuérdate de llevar agua, ropa y calzado cómodo, algo de ropa de abrigo y una tumbona, manta o similar, para que puedas mirar hacia el cielo cómodamente.
Tipos de estrellas fugaces
Dependiendo de su tamaño, composición, velocidad y ángulo de entrada a la atmósfera terrestre podemos ver estrellas fugaces de muchas formas y colores. Algunas dejan su estela durante tan solo unas décimas de segundo, otras en cambio pueden verse durante varios segundos. Algunas son muy débiles y difíciles de ver y otras brillan iluminando todo el cielo, produciendo incluso sombras en el suelo. La mayoría son de color blanquecino, pero otras pueden tener llamativos colores verdes, rojos o azules, que delatan su composición química. Las más grandes y brillantes pueden dejar su estela en el cielo durante mucho más tiempo y reciben el nombre de bólidos.
No hace falta ningún tipo de instrumento para observar una lluvia de estrellas, solo tus ojos. Para las Perseidas, si quieres, puedes llevarte unos prismáticos y pasear por las constelaciones de Escorpión y Sagitario, con el maravilloso centro galáctico entre ellas, repleto de nebulosas y cúmulos estelares.